Corredor migratorio del Estrecho: ¿Oportunidad o contratiempo?
- Cristina Yuste, periodista de EFEverde, viaja al Estrecho de Gibraltar para conocer de cerca los secretos de este espacio Natura 2000 por el que pasan miles de aves migratoria
- La zona concentra cada año a todas las aves que, procedentes de Europa, pretenden perpetuar su viaje hasta el continente vecino y viceversa
Cristina Yuste- EFEverde – El Estrecho de Gibraltar ha representado históricamente un contratiempo en la migración humana y animal, pero sus catorce kilómetros y medio en su punto más angosto y su escasa profundidad le han convertido a la vez en una oportunidad.
En este cruce de caminos terrestres y marinos que dibujan un puente entre África y Europa confluyen diversas rutas migratorias, las que se producen de norte a sur y viceversa y la que comunica el océano Altántico con el mar Mediterráneo.
Tierra de nómadas
Por eso, este “embudo” es paso obligado para multitud de especies animales que a finales de verano buscan sus cuarteles de invernada y que a finales de invierno regresan a sus lugares de cría, sobre todo aves planeadoras, pero también otras que no lo son, cetáceos, mariposas, murciélagos, peces o invertebrados.
En declaraciones a Efe, el ornitólogo Salvador Solís ha explicado que esta zona concentra cada año a todas las aves que, procedentes de Europa, pretenden perpetuar su viaje hasta el continente vecino y viceversa.
Entre las peculiaridades del espacio destaca su clima, condicionado por el relieve que canaliza el viento o el intercambio de agua entre ambos mares con intensas e impredecibles corrientes de marea, y que condicionan al mismo tiempo el viaje de centenares de miles de aves.
Esperando a dar el salto
Por eso, cuando a finales de verano cae la noche en el entorno del Parque Natural del Estrecho, carrizales, cañaverales, bosques de ribera, alcornocales, acebuchares y pastizales se llenan de vida, de todas esas aves de costumbres diurnas que buscan refugio a la espera de las condiciones oportunas para cruzar a la orilla africana.
Durante varias jornadas pueden verse impedidas a emprender ese duro viaje a través del mar y es entonces cuando precisan de mayor tranquilidad y de que el espacio en el que descansan o campean en busca de alimento les proporcione todo lo que necesitan.
Jesús Pinilla, técnico de SEO/BirdLife, ha explicado que las aves deben poder realizar en las mejores condiciones posibles un viaje “tan costoso en términos energéticos” como es el de la migración, y por las especiales condiciones que tiene el Estrecho posee “unos valores extraordinarios” para ello.
Sin embargo, aquí encuentran también cosas que “no sólo no necesitan, sino que sería preferible que no las encontrasen”, como es el caso de algunas infraestructuras que suponen “un peligro o molestias innecesarias en un proceso tan delicado”, ha añadido.
Por eso, “blindar los espacios protegidos en este área es de suma importancia”, ha señalado Salva Solís, y los lugares de descanso y campeo para alimentación mientras las aves no pueden cruzar de un continente a otro “deben estar garantizados como acuartelamientos de salvaguarda”.
Una pieza clave para Natura 2000
Porque la conservación de esta “tierra de nómadas” es la mejor garantía de continuidad espacial de Natura 2000, porque “no se entendería la protección de la red europea sin el concurso de todos y cada uno de sus espacios”, ha explicado Jesús Pinilla.
“Una de las cuestiones más importantes de la Red Natura 2000 es precisamente el concepto de conectividad”, ha asegurado, y los espacios que pertenecen a ella “tienen que tener conexiones claras que les otorgue continuidad”.
Parque Natural, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Red Natura marina, el espacio cuenta a priori con medidas suficientes de protección, aunque los expertos reclaman una regulación más estricta de ciertos usos.
Así, la presencia humana en playas como la de Los Lances, “vitales” para el descanso y avituallamiento de aves ligadas al medio acuático, supone una “molestia reiterada”, ha destacado Solís, y el uso de vehículos motorizados o quads “se vende como turismo de naturaleza” y afecta a áreas especialmente delicadas, ha señalado Pinilla.
El valor de la tradición
Aunque, por el hecho de pertenecer a la Red Natura 2000, el entorno del Estrecho no está blindado exclusivamente a su conservación, ha recordado, y los aprovechamientos tradicionales de los recursos de este paisaje le dan “cierto valor añadido”.
“No podemos olvidar que este espacio forma parte de Natura 2000 y para ello tuvo mucho que ver una acción humana amigable con el entorno”, ha destacado.
Cordón umbilical entre Europa y África
Salva Solís ha lamentado que durante años el Estrecho se haya estudiado sólo en la orilla europea y la norteafricana no aparezca en algunos mapas; “aquí nada termina ni empieza, lo que es el final de un continente es el principio del otro y por eso el Estrecho se debe entender como un conjunto”.
“De qué sirve hacer un esfuerzo tremendo en mimar la Red Natura europea si en África no hay implicación”, ha insistido Solís, quien ha reclamado que las administraciones marroquíes y españolas “se den la mano” en la conservación de este “patrimonio compartido”.
Diferentes migraciones
Cada final de verano y de invierno se suceden en el entorno del Estrecho estos movimientos migratorios, pero no todos son iguales ni tienen la misma incidencia en las especies, ha explicado Salva.
Así, hay aves que migran en enormes bandadas de hasta 12.000 ejemplares en rutas muy definidas, como la cigüeña blanca, procedente de todas las latitudes europeas, que antaño era migradora total y hoy multitud de ellas invernan en la península.
O aquellas cuya población en su totalidad pasa al continente africano, como el halcón abejero, que concentra su desplazamiento en unos pocos días, incluso en días concretos, y llega a pasar por el Estrecho en una semana el 80 por ciento de su población europea.
O las migradoras parciales, como el buitre leonado, del que sólo se desplazan hasta África los pollos del año, los que aún no tienen territorio propio, que pasan por el Estrecho en tropel, se pueden sedimentar hasta 2.000 aves de golpe.